Cada día, miles de niños tienen miedo de ir a la escuela debido a los acosadores. Un acosador es alguien que intencionalmente lastima a otra persona usando palabras abusivas, excluyendo a otros o usando amenazas físicas o violencia. Los estudios demuestran que el acoso escolar causa problemas importantes a los niños, como depresión, baja autoestima y ausentismo escolar. Sin intervención, los acosadores también sufren. Como adultos, necesitan más apoyo de las agencias gubernamentales, tienen más condenas judiciales, utilizan más servicios de salud mental y son más propensos al alcoholismo. La mayor parte del acoso ocurre dentro o cerca de los edificios escolares. Aunque recientemente se han realizado grandes esfuerzos para hacer que las escuelas sean más seguras, a menudo se pasa por alto la amenaza de los acosadores. Cuando un niño no se siente seguro en la escuela, por cualquier motivo, todos los aspectos de su educación se ven afectados. Los niños saben cuándo su escuela tolera extraoficialmente el acoso. Se sienten ansiosos por su seguridad e incluso pueden comenzar a evitar clases o negarse a asistir a la escuela. Incluso aquellos que no son acosadores o víctimas activos pueden verse afectados. Los estudios muestran que los niños que simplemente presencian incidentes de acoso experimentan miedo y ansiedad significativos. Adoptar una política de tolerancia cero contra el acoso puede ayudar a las escuelas a crear entornos seguros y afectuosos donde los niños sientan que pueden ser escuchados. Los estudiantes que están relajados pueden concentrar más energía en aprender y participar en su educación. Además de adoptar una postura firme contra el acoso, las escuelas también deben educar al personal y a los estudiantes sobre la dinámica del comportamiento de acoso. Por ejemplo, los hombres suelen intimidar mediante burlas y violencia física, mientras que las mujeres intimidan mediante chismes y exclusión. Comprender las diversas caras del acoso puede facilitar que los educadores reconozcan el comportamiento y respondan rápidamente. Por muy grave y perjudicial que sea el acoso, la mayoría de las víctimas no lo denuncian. Incluso quienes lo denuncian corren el riesgo de ser ignorados. Muchos adultos no saben cómo intervenir en situaciones de acoso. En un estudio reciente realizado por el Departamento de Justicia estadounidense, el 25% de los estudiantes informaron que los profesores intervinieron en situaciones de acoso, mientras que el 71% de los profesores creía que habían intervenido. Es evidente que existe una gran necesidad de educación para la prevención del acoso. Los maestros, el personal de apoyo, los grupos de padres, los consejos estudiantiles y los administradores deben unirse y tomar medidas para detener el acoso. Al final, abordar de manera proactiva el comportamiento de acoso ayuda a todos los involucrados.